lunes, 2 de marzo de 2009

Sinopsis desarrollada

Reflexión sobre ciertos rasgos característicos de los ecuatorianos, utilizando como hilo conductor el tema del mestizaje. La película parte de los interrogantes: ¿Es la sociedad ecuatoriana esencialmente mestiza? ¿Qué es un mestizo? Aunque no pretende aportar respuestas definitivas, que necesariamente serían simplistas y parciales, a estas cuestiones, el documental entreteje varias ideas en torno a estos temas.

Con historias de vida entrelazadas, esta película pretende poner sobre el tapete temas mal resueltos tanto en la manera en que el Ecuador se define como país, como en la subjetividad de sus habitantes.

La opinión comúnmente aceptada en el Ecuador, que se asienta en las ciencias sociales del siglo pasado, es que el Ecuador es básicamente un país compuesto por tres grupos étnico-culturales que se ha ido mezclando en la historia de los últimos quinientos años: indígenas, negros y blancos europeos. Lo que constata este documental, a través de personajes muy diversos, con experiencias de vida que les han puesto en situaciones en que son especialmente sensibles a cuestiones identitarias, es que la realidad es mucho más compleja.


El mestizaje no es solo una mezcla de características étnicas, ni un proceso que se dio y se detuvo, sino un complejo juego que tiene que ver con lo étnico, pero también con lo cultural, lo económico, lo psicológico, lo social, etc… Y es un juego que continúa, un proceso que no se detiene y sigue definiendo lo que somos, nuestra(s) identidad(es) que no son más que, como lo dice uno de los personajes de este documental, algunas ideas que tenemos acerca de lo que creemos que somos.

Del escritor de origen libanes (Jorge Enrique Adoum) al marimbero negro esmeraldeño que pasó su infancia con los Chachis (Guillermo Ayoví, “Papá Roncón”), de la dirigente indígena que nos revela el origen de su familia enraizado en la realidad discriminadora de las haciendas serranas (Lourdes Tibán) al activista gay de la nueva generación de quiteños, las vivencias y las reflexiones de los personajes alimentan el debate, lo vuelven sensible a la vez que racional, le aportan matices e invitan al espectador a verse a sí mismo y a pensarse de otra manera.

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